Cada vez que condenamos la vida sexual de una mujer, cuando criminalizamos a una joven que aborta, cuando llamamos putas a las niñas y adolescentes; estamos alentando a que sean corregidas y encaminadas.
Los mandados a hacerlo serán los hombres y sus métodos irán desde el insulto y bullying, pasando por golpes y palizas hasta llegar alasesinato. Porque cuando la mujer es puta merece morir apedrada, cuando es infiel, cuando no se porta bien y cuando se atreve a pensar por sí misma.
Porque Dios así lo quiso, porque Dios también es hombre.
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