miércoles, 20 de septiembre de 2017

El orden establecido

El status quo se manifiesta de muchas maneras. Está en el mandato social de casarse, ser heterosexual, trabajar, ser monógamo, feliz e incluso estar cuerdo.

Constantemente, desde niños, se nos adoctrina y enseña a comportarnos de cierto modo. Una manera de verlo podría ser que nuestro espíritu primario o Ser es constamente castrado en pro de modelar un ego o fachada necesario para construir relaciones dentro de una sociedad primordialmente enferma. Cuando se deduce finalmente que las relaciones interpersonales son constamente desvirtuadas a tal punto de volver la existencia del ser humano vacía y carente de afecto, caemos en depresión.

Los hermanos se alejan, los padres se jubilan, los amantes se van, los esposos y esposas cimentan su amor en cuestiones monetarias y de deber con la crianza de los niños, y los amigos se vuelven conocidos. Llega el momento de madurar, de gelidar el corazón; entonces uno se despierta porque el mundo no es como en las películas, porque llega el momento de pagar la renta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario