viernes, 19 de septiembre de 2014

sello de agua


He estado acá por ocho largos años. Durante todo ese tiempo me concentré en un punto de la sala, en una caja melodiosa. Ahora que mis ojos ya no están contaminados, veo una marca de sticker.

Recuerdo que al mudarme limpié todo mi cuarto con desinfectantes y agua. Distraídamente saqué de una sola vez un sticker pegado a la pared, no recuerdo de qué. Solo pensaba: ¡Qué cosa tan fea, qué mal gusto!
La pintura ha pasado sobre esa marca como cuatro veces, pero es absorbida dejando un leve hundimiento.
Cada mañana veo ese trazo persistente en mi vida. La vida de otro.
¡Es solo una huella! me dicen mis padres.
No. Es recuerdo que aprisiona mi corazón. Que brilla con la luz, que se hunde en la oscuridad.
No he tenido otra alternativa que poner mi propio sticker, vino en un empaque de galletas.    

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