Buscando una identidad
No puedo dedicarme a ser
lesbiana, es solo una parte de mí. Sí, claro, pero en el Perú ser machona o
cabro acarrea muchas consecuencias; sobre todo de las malas: nos asesinan por
ser lesbianas, tortillas o lo que sea.
¿Y quién soy yo? Bueno, yo soy
peruana, soy karla, y soy…
¿Saben?, empecemos con esto. José Carlos Mariátegui decía que
uno o una, antes que nada, debe ubicarse desde su lugar de enunciación y a
partir de ahí discurrir en cuanto a lo que es su ideología (buscar ideología en
la RAE).
No sé realmente quién soy si a
cada momento me deprimo insosteniblemente y luego de eso me repongo para pensar
que el mundo entero está a mis pies. Llámenlo como quieran: trastorno borderline,
distimia o depresión crónica. La cuestión es que no puedo esfumarlo como si
nada, está ahí y solo sé que quiero domarlo.
A parte de estas minucias y de mi
obvia relación con los fármacos, cuestión que me desgarra mentalmente cuando
pienso: ¿los doctores sabrán algo?; sigo siendo yo. Yo soy karla y sí; soy
egocéntrica. Pero hay algo que me gusta ser y me gusta más que cualquier otra
cosa. Soy mujer y me gustan las mujeres; un día quiero casarme con una y tener
un par de retoños o mascotas.
Así es que si alguien me dice que no puedo
unirme con mi pareja, o que nuestros besos en público dan asco; pues
pueden
comenzar por irse al ...(beep).